A. REsumen.
Los primeros humanos no creían en Dios, creían en lo que veían, en la magia de la naturaleza. Le llamaban “la Madre”, quien entregaba todo a disposición, en el mundo está todo lo que necesitas, sólo hay que buscarlo. Ponerse un objetivo, unir fuerza de Voluntad, accionar, avanzar. Así, la divinidad estaba contenida en las plantas que dan sus frutos, en los animales que dan sus productos y compañía, en los minerales que dan hogar y herramientas, en las estrellas que dan orientación, en los ancestros que dan protección. A pesar de los peligros diarios, existía una enorme seguridad de que se vivía en el paraíso, que ya todo estaba aquí, en este mundo. Hasta que, algunos filósofos y religiosos miraron al Cielo, y pensaron que tal vez esa divinidad estaba en la bóveda celeste, en el Sol, la Luna y las Constelaciones. Así crearon las historias de los dioses y sus hazañas en los cielos. Esto enamoró a los humanos, haciéndoles desear algún día poder vivir con los dioses en los cielos, ser como ellos.
Ahí surgieron las corrientes de pensamiento que, al morir, en lugar de volver a la naturaleza, podrían vivir eternamente en ese lugar ideal junto a los dioses en el cielo. Hasta que un día uno dijo: “Es un error pensar que todos los dioses tienen razón, pues todos viven muy mundanamente, como los peores humanos con sus deseos y necesidades básicas. Esto no puede ser, debe haber uno que los regule a todos, un dios sobre ellos: el Sol”. Pero alguien refutó esta teoría, diciendo que no, que había mucho más, que era el espacio entre las estrellas, aquello que no pueden ver, ese es el verdadero Dios, al que debían aspirar. Y, desde esa visión, es muy fácil decorarlo de atributos. Así, los humanos dejaron de mirar a la naturaleza y llenaron de virtudes preconcebidos a un Dios, a su imagen y semejanza. Entonces, todos querían vivir con él, pues, todos sus sueños se harían realidad. Sin embargo había una condición: “para llegar al Cielo, había que abandonar lo mundano”. Básicamente, dejar la naturaleza, abandonar a la “Madre”.
En el afán de buscar la iluminación en el Paraíso invisible de un Dios ideal, rechazaron todo lo que les hacía humanos, incluso se consideraba un error haber nacido en este mundo, casi como un castigo, como el padre que los echó de su casa y les puso condiciones para volver. Había que negar todo lo que hay del Ombligo para abajo, porque el ombligo es casi un sello de lo mundano, de haber nacido nacido, lo que los ata a la Madre
Los genitales son el motor que hace arrancar la maquinaria del cuerpo, haciéndola avanzar hacia el plano espiritual. En tanto el Sacro se encarga de generar el combustible energético, el chakra Raíz absorbe la energía para catapultarse a lo alto a través de la kundalini, la serpiente de luz, la espiral de energía que se enciente el chakra raíz para iluminarse en la Corona. Para activarla, se necesita conocer muy bien el motor, limpiarlo, purgarlo, utilizarlo con propiedad.
Es un motor que la humanidad ha oxidado, desgastado, ensuciado, maldecido, incluso considerarlo como la zona de vergüenza. Esto se ha heredado generación tras generación. La represión de la sexualidad, ha sido la raíz de grandes males, como los traumas, las violaciones, la opresión de la mujer, el control patriarcal, la violencia, etc. Pues un motor lleno de combustible, acelerando, pero sin avanzar, se quema y puede encender fuego a todo el coche. Imagínate acelerar el motor estando estacionado. Más gente se sube al coche, más pesa, más esfuerzo, y cada persona nueva que se sube le pone más combustible, emociones, conflictos, alimento energético, pero no avanza, nunca sale, porque mover este coche de su estacionamiento es considerado “una vergüenza”.
Los grandes avances de la Humanidad se dieron durante los periodos de la historia en que los humanos volvieron a mirar a la Madre, a la naturaleza, en que volvieron a abrir su sexualidad, a “renacer”. El Renacimiento, empezó a ser una de las claves que despertó de nuevo los conceptos de igualdad, arte, naturaleza, al humano como agente natural y no divino, lo que llevó a la búsqueda del estudio de la ciencia, de la naturaleza, la recuperación de las repúblicas y libertades. Cuántas cosas pueden lograrse cuando nos liberamos de la imagen de que lo divino está en el Cielo y reconocemos la sacralidad de lo Mundano. Pues ese “Dios” como lo llamas, ha creado la naturaleza a su imagen y semejanza. Así que, volviendo a mirar hacia abajo, a honrar sus “raíces”, es que pueden florecer.
Esto llevará su tiempo, ya que se encuentran justo en un periodo de transición de la historia humana, en que la represión explotó en libertinaje y promiscuidad pero es normal, ya que hoy están viviendo uno de los periodos más sexuales de la historia, pues a mayor cantidad de humanos, más energía.
Para regularla primero hay que entender lo que es la Sexualidad. Hablando desde el plano energético, este centro raíz es el que los conecta con las fuerzas positivas y negativas de los motores y generadores de la explosión energética. A nivel Físico, son los Ovarios y los Testículos, creadores de las hormonas que originan la base de la vida. Los testículos producen andrógenos, de los cuales la más conocida y presente es la testosterona que incentiva la creación de los espermatozoides. Y los ovarios, producen la progesterona y estrógenos, que preparan a los óvulos y útero para la gestación. A su vez, las terminaciones nerviosas en el pene y el clítoris estimulan la activación de esta energía, de igual manera que en el perineo y el ano, se generan las descargas energéticas enviadas desde el cerebro a la Hipófisis, donde se encuentra el chakra corona, que incentivan a la reproducción, con el fin de manifestar al espíritu en la materia.
Sexo viene de la palabra latina “secare”, que significa cortar o dividir. Es la forma en la que se conocía la diferenciación de los dos géneros biológicos: hombre y mujer. Podríamos, pues, entender que en el sexo hay dos formas de canalizar la información: una hacia el interior y hacia abajo (femenina) y otra hacia el exterior y arriba (masculina), lo cual genera el equilibrio de ambas fuerzas creadoras, no como opuestas sino como complementarias. Estas mismas fuerzas pueden moverse también desde los planos denso y sutil. En el denso sería utilizar la energía sexual solo por una necesidad momentánea, es egoíca, solo busca es la satisfacción personal, la descarga de una tensión acumulada, es energía sin propósito más que el deseo personal en el sutil se utiliza para un propósito, implica compartir a nivel del alma a través del cuerpo con otra persona, encontrando sensaciones y el sentimientos.
A diferencia del Sexo, la Sexualidad habla del intercambio energético entre el femenino y el masculino. No hace falta la reproducción, se puede tan sólo producir. En latín, la palabra para estar juntos, no implica sexo, implica “ir juntos”, que viene de los vocablos “cum” que significa (con) e “itum” (del verbo “ir”, haber ido), lo cual conocemos como “coito”. La sexualidad es compartir, es unir fuerzas energéticas. Sólo hay que identificar si es densa, es decir egoíca y desde la necesidad o sutil, compartida y desde el amor.
Lo más importante es aprender a vivir la sexualidad con uno mismo antes que con los demás, pues al conocer tu propia energía, sabrás lo que estás compartiendo. Es fundamental esto, pues en las relaciones sexuales se suele perder mucha energía si no sabes cuidarla. Y cuidarla significa reconocerla, saber cuál es tu capacidad de generarla de nuevo. Para empezar, hay que aprende a controlarla. Imagina que la semana es tu cuerpo, a cada día le corresponde un chakra. El primer día corresponde al chakra raíz, uno de sus aspectos será la naturaleza sexual de tu cuerpo. Ese día, debes dedicarle un momento. En las mujeres esto ayuda a destrabar canales energéticos, además de regenerar células durante el orgasmo, debido a las descargas eléctricas que las mismas reciben. En los hombres, hace que los testículos y próstata se mantengan activos como un músculo que hay que ejercitar, de lo contrario se atrofian, produciendo enfermedades y bloqueos energéticos que desencadenan en rabia, ira y agresión. El resto de los días, debes usar esa energía para algo creativo. Pintar, meditar, tocar algún instrumento todos los días hay que practicar un poco pero llevando la energía de tus genitales a la cabeza, con la imaginación, con las manos, mediante profundas respiraciones, sólo observa pero realiza pequeños actos donde focalices tu energía. Así, en el momento del coito, podrás hacer lo mismo, llevar el foco de esta energía hacia la cabeza con profundas respiraciones, lo cual no sólo prolongará más la relación, sino que además generarás más energía, y en lugar de acabar cansado por haber perdido vitalidad, la habrás recuperado, teniendo aún mayor fuerza para hacer más cosas durante el día e incluso la semana.
El Poder del Espíritu radica en la potencia de tus Genitales. En tanto les sepas valorar como las raíces que son, tu árbol florecerá más que nunca. El Sexo es la puerta a la Iluminación” o el preámbulo al Caos
Inspira y vuelve a la Madre Naturaleza, pues es la única forma en que llegarás al Cielo y vivir El orgasmo cósmico
B. PODCAST.
Relato de cada tema en audio para agilizar su comprensión. Dale clic a la Imagen para ir al episodio
C. VIDEO.
Aquí esta el Resumen en Español de la explicación del Camino YOSOY junto con una meditación (Matías le llama Alineación)
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