23. LOS ANCESTROS - 21 AGOSTO
A. REsumen.
Para ejemplificar el impacto que tienes en tus descendientes, así como el de aquel que sientes de tus ancestros pondré el siguiente ejemplo: Cuando te subes a un coche te pones el cinturón de seguridad, miras por el retrovisor, acomodas los espejos laterales, enciendes el coche y presionas los pedales correspondientes, cambias las marchas a primera moviendo el volante para que las ruedas giren y vayan a la dirección que quieres avanzar. Todas esas partes, tan únicas, separadas entre sí, las cuales no se ven nunca, funcionan todas en un mismo objetivo. Un coche en promedio posee hasta unas 90.000 piezas, todas con un objetivo: “generar movilidad”. No hace falta que se conozcan, que sepan lo que hace la otra, todas juntas, cada una en su función, hacen que el coche avance. Algunas partes del coche son esenciales, o más viejas, otras son adhesiones posteriores, nuevos accesorios que mejoran el funcionamiento.
Ahora, pues, imagina que el coche es en realidad tu árbol genealógico. Tú tienes una madre, un padre, y ambos tuvieron mamá y papá, o sea que tienes 4 abuelos. Pero éstos a su vez, tienen mamá y papá, es decir que posees 8 bisabuelos. Pero éstos tienen a los suyos, o sea que posees 16 tatarabuelos. Continúa con esta multiplicación simple, y habrás notado que para la Colonización de América en 1492, había al menos unas 90.000 personas esparcidas por el mundo que son tus ancestros tan Sólo medio siglo atrás. Desde luego que el cálculo no es perfecto, ya que muchos de tus ancestros no eran de familias distintas, sino hermanos o primos entre sí. Pero permítete imaginar… 90,000 piezas humanas sólo para que tú seas quién eres hoy.
Digamos que tú eres el coche. Las 90.000 personas de tu historia, han vivido sus vidas, con sus propios anhelos, deseos, conflictos, intenciones, objetivos, emociones, es decir que son únicas, todo ello se fue encarnando en sus células como experiencia, como un mecanismo. Cuando tú tienes un objetivo y repites día tras día un acto, esto se mecaniza, y se registra en las células, quedando como un acción naturalizada. Es en sí un resumen o acuerdo de intenciones a nivel celular que tú llamas “Herencia”. Esa información, es transmitida en el momento del sexo, unificado a la intención mecanizada de la otra persona. Ambas células, al unirse, conforman un nuevo objetivo y propósito. Es como ensamblar la rueda y el volante, así ahora el volante puede dirigir la rueda para desplazarse, ambas se necesitan mutuamente. Cuando las dos se unen generan un nuevo propósito: un hijo o hija, quien ahora sabrá usar el volante y la rueda. Así, con cada generación, se suman accesorios a este coche que está siendo ensamblado por la fábrica biológica. Y en cada generación, se suma una nueva pieza a este coche.
Esto constituye una persona ahora la pregunta es ¿Qué es una persona? Si te peguntas quién eres, te definirías por lo que eres en relación a los otros, no a ti mismo. Persona viene de la palabra griega “Prosopón”, que significa “Máscara”, es decir, “que se pone delante de la cara”. Además, nos recuerda a una sensación latina: “Per-Sonare”, es decir “para sonar”, que es para lo que las máscaras servían en el teatro. Una triste, una alegre y una enojada, estas ayudaban visualmente no sólo a ver la emoción del actor y actriz desde lo lejos, sino también a que sus voces hicieran eco y sonaran más. Por esto, cuando hablamos de personalidades, sólo podemos referirnos a aspectos de percepción externa.
Pero para encontrar quien eres realmente debes buscar más allá de las personas que te rodean. Lo que resume a una persona son las percepciones, intenciones y emociones, el resto es un cúmulo de células y moléculas. Cuando el cuerpo muere, la energía que contenían sus células y moléculas, es decir sus emociones e intenciones, se transfieren al siguiente cuerpo vivo: los hijos. En realidad, una parte de todas las personas vive en nosotros, nunca murieron. De igual manera que tú nunca morirás, sólo se desintegrará tu cuerpo, pero tus intenciones y emociones vivirán dentro de tus descendientes. Cuantas más generaciones pasen, esa intención y emoción se fractalizará con la de los demás que se vayan uniendo, algunas se disolverán hasta ser un sueño del subconsciente. Pero allí seguirá, en el interior de cada persona viva.
Es fácil ver lo que heredamos de las últimas 4 generaciones, hasta los tatarabuelos, pues es probable que, si no los has conocido a estos últimos, alguna historia de ellos te llegará de la mano de tus bisabuelos. A veces, ni siquiera contamos con la información de nuestros propios padres, por ser huérfanos. Pero viven en ti, en cada emoción, intención, propósito y conflicto que posees.
Así, tus futuras generaciones, sólo vendrán a mejorar el coche, a perfeccionarlo, a agregar accesorios. Los espíritus son esos ingenieros que buscan perfeccionar. Lo normal es que algunas piezas se dañen, se oxiden, dejen de funcionar y creen un problema en el vehículo. La mayoría de las personas siguen andando, sin consciencia de lo que les sucede. Tal vez una pequeña oxidación o falta de aceite pueda destruir el motor y arruinar toda la maquinaria. Entonces, consultas a un mecánico, quien tratará de reparar el coche, pero un buen mecánico te dirá: “debes tener en cuenta esta pieza porque estaba dañada, necesita mayor atención y cuidado para que funcione todo lo demás”. En el caso humano sería como acudir a un terapeuta o biodescodificador, que te dice: “el problema no son tus rodillas, son tus abuelos”, Es cuando empiezas a sanar el vehículo con aquellas cosas que no fueron liberadas.
Cuando una parte del coche se oxida, el coche se detiene, y deja de funcionar. Normalmente necesitará un cuidado especial, agua, aceite, para que el engranaje vuelva a moverse. A esto se le llama “Enfermar”, que viene del latín “In fermare” es decir: detenerse. Si la función del coche es moverse y avanzar, detenerse hará que no llegues a tu destino. La causa de toda enfermedad es una pieza no cuidada, no atendida, una pieza que necesita atención, cariño, ser escuchada, observada. Pues los deseos, anhelos, conflictos, emociones, intenciones y propósitos de tus ancestros crean tu destino hoy. Por lo tanto, creer que lo que te pasa a ti es solo tuyo, y lo que les pasó a los ancestros es su problema, está totalmente errado. Incluso pensar que para sanarlo hay que eliminarlo de ti, dejarlo atrás, es como decir: el volante está oxidado así que lo limpiaré, lo sacaré y lo dejaré en el próximo pueblo para seguir adelante. No tiene sentido. Pues lo que hay que comprender es que todos van en la misma dirección, pero hoy tu tienes el mando del coche y debes dirigirlo aunque algunas piezas no estén listas
Si lo piensas bien, te darás cuenta que Hace mil años la población mundial era de 100 millones, que es la misma cantidad de personas necesarias en unas 26 generaciones para que tu existas, entonces todos los humanos son familia, todos tienen los mismos traumas como el dolor contenido, la búsqueda del reconocimiento del clan, la pobreza como medio de redención, etc. Muchas personas quieren ocuparse de otros coches, cuando ni siquiera pueden conducir el propio.
Por lo tanto primero debes arreglar el tuyo, aprender a conducirlo y sacarle el máximo provecho, reconociendo a los excluidos, Honrando a lo muertos, acomodando aquello que esta pendiente. encaja todas las piezas de tu coche… de tu Árbol. Pues, todas las intenciones de tus ancestros viven en ti, eres el resumen de todos ellos. Sanar el pasado no es dejarlo ir, es integrarlo, pues los objetivos en la vida son la suma de los fracasos e intenciones de tus ancestros. Lo único que te dará libertad en el camino de la vida es la unión de todas las partes. No puedes dejar ninguna pieza fuera, debes atenderles con amor, reconocerles, cuidarles, y funcionarán en pro de tu destino.
Tu eres tus ancestros, y sólo así, desde esa consciencia, es que puedes construir tu presente y tu futuro, que es el mismo de las generaciones venideras, de las cuales tu serás una pieza fundamental. Lo que haces hoy les sirve a las generaciones que no verás. Lo que haces con plenitud aquí y ahora, cada paso que das, cada escalón que subes, cada destino al que llegas, cada vez que te inclinas ante la derrota o cada vez que saltas de alegría, todo lo que hiciste, haces y hagas, quedará impreso en tus rodillas, en tus células, en tu mente, en tu emoción, y la misma vivirá eternamente a través del tiempo por cada generación. Haz la mejor versión de ti mismo, concéntrate en encontrar felicidad en lo que haces, en vivir bien, en equilibrio, y lo que tu persona resuene se escuchará hasta la última grada del teatro de la vida.
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