20 - EL EGO - 18 DE AGOSTO
A. REsumen.
Ya mencionamos que Ego significa Yo, y que sin el Yo no se puede llegar al Soy. Que el egoísmo es el movimiento del yo, y el egocentrismo es creer que uno es el centro de todo. Pero el Yo es la construcción de todos los factores externos. El Yo es el resultado de los datos, la información acumulada a través de tu historia biológica, tanto de las especies que te han hecho vivir hoy como de tu propio árbol familiar.
El Yo es a su vez una construcción cultural, que ha moldeado tu forma de hablar, pensar, sentir, actuar para vivir en armonía con el medio que te rodea. así como el resultado de todas tus experiencias, y el producto final de los Astros que condicionan tu personalidad. Son todos tus atributos y tus debilidades, tus errores y tus aciertos. Es la construcción de la persona. Quien dices ser, como te presentas, cómo el mundo te conoce. Es el centro desde el cual se generan todas tus relaciones y vínculos con los demás, pues el Yo es el punto de referencia que hace a los demás saber quién eres y qué eres en relación a ellos.
El yo es como un ancla, un espejo, el resultado de factores externos que han moldeado lo que eres, desde lo biológico hasta lo experimentado en carne propia, incluso el clima, el territorio en que naces, la cultura, la religión, el cómo te han tratado tus padres, o si no los tuviste, todos los factores del mundo que te circundan, porque todo está conectado, aunque se crea que las cosas están separadas por distancia, en el microcosmos la distancia no existe. Las estrellas que se encuentran a cientos o miles de años luz de distancia, para el universo es luz que tú ves y percibes, como el verde del árbol. Son y no son, existen y no existen, pero modifican tu mundo interno al verlos hoy por más que lo que veas sea el pasado. Toda luz que ves en el cielo no vive en el presente, sino que es el pasado de cada estrella, el tiempo que la luz tarda en llegar a ti; así pues, de la misma manera, esa relatividad hace que las partículas que forman dichas estrellas sean las mismas que te conforman a ti, cuando naces, es como si tu luz se combinase a las suyas. Así, ocupas un nuevo espacio individual en la creación, y recibes el sello de las estrellas que te observan.
Por ejemplo, tu no te sientes igual en primavera, que en verano, otoño o invierno, eres diferente, actúas diferente, en primavera uno está más alegre, con más ganas de hacer cosas, de salir, cuando en invierno uno está más hacia dentro, pensativo, en otoño puede que te sientas deprimido o en verano se sienta todo alterado. Pues, si las estaciones modifican tu Yo, piensa ahora en la Luna y el Sol. El día y la noche influyen en tu estado anímico, en la forma en que eres en la vida. La Luna, con su gravedad, impulsa las mareas en los océanos, creando las olas, moviendo las aguas del mundo, y tú, humano, eres 70% agua y emoción. Por eso influyes en la creatividad, en lo emocional, en el ciclo menstrual. Si el Sol muestra lo que eres durante el día ante los demás, la Luna mostrará lo que eres hacia dentro en tu interior, por la noche. Venus, Mercurio y Marte influirán en tus actitudes diarias en relación a la comunicación, al amor y a la voluntad de acción. En tanto Júpiter y Saturno, marcan algo más lejano, tus propósitos, retos, misiones, algo que no es de cada día, sino que están lejos en el horizonte. Luego, lo imperceptible, tu subconsciente e inconsciente, la búsqueda de la verdad interior, el proceso espiritual de Urano y Neptuno, para al final del camino encontrarse la muerte en Plutón. Y las constelaciones que envuelven a todos los planetas, son el carácter, esencia, con el que enfrentarás cada uno de estos niveles. Así, la astronomía y la astrología son uno, un factor más que modifica tu ser.
Pero tal vez para muchos esto sea muy lejano, entonces, debes ir al centro de tu propio sistema solar: Tu plexo.
El plexo solar, la boca del estómago, Ahí donde te nutres antes de nacer, por el cordón umbilical. Del cual hoy sólo queda tu ombligo como sello. Tu primer contacto con la recepción de la información externa, es el cordón que se dirige al plexo, a nutrir tu ser. Este cordón no sólo transporta alimento, nutrientes, sino que, a su vez, emociones, sensaciones, pensamientos, que llegan a ti por el primer ser al cual te vinculas. Tu Madre. Todo lo que llega a ti, se lo debes a tu madre, el primer astro más cercano que tienes en tu vida: la Luna. Aquí comienza la construcción real de tu personalidad. El mundo interno que nutre tu ser es la información de las aguas que mueve tu Madre, igual que la Luna en los cielos.
En la oscuridad, es la única en quien puedes confiar hasta ver la luz del día. Al salir de la cueva, de la noche de la creación, de las aguas, de la emoción, ves la luz, y con dicha luz, el rostro del Padre, el Sol. Así, tu vida comienza a valerse por ambas fuerzas: papá y mamá, el sol y la luna. Tú vida gira entorno a ambos, día a día vives más cerca de uno y a veces del otro, expresándote, experimentándote en el juego, integrando el aprendizaje, y trascendiendo lo innecesario, es decir, vives tu primavera, verano, otoño e invierno. Entonces, a lo largo de la vida, despiertas la fuerza del juego, de los amigos, de los conflictos entre tus padres, hermanos, amigos, la lucha por crecer, ves a Marte en sus rostros. Hasta que despierta tu emoción por la belleza de la vida, y te enamoras, despertando en la adolescencia la fuerza de Venus.
Al crecer en la experiencia de Venus y Marte, comienza la búsqueda de encontrarse a sí mismo en el aprendizaje e intercambio con los demás, la presencia de Mercurio. Cuando termina la adolescencia, la escuela, te pones un proyecto de vida a largo plazo, tu propósito, lo que quieres ser de adulto y en lo que deseas tener éxito, tu profesión es Júpiter, quien vive en los rostros de tus ídolos y ejemplos a seguir; pero para lograr lo que buscas debes atravesar por las duras pruebas de la vida, los profesores, maestros, jefes con el rostro de Saturno. Y un día, te das cuenta que todo eso que buscabas no te llena, entonces empezaras a buscar respuestas que estén más allá de ti, buscas el camino de la verdad, las respuestas que hallarás en lo espiritual o filosófico, en los maestros de la vida verás el rostro de Urano, hasta darte cuenta de que todo lo que otros puedan enseñarte, yace en tu interior, en los vastos océanos de tu mundo interno, donde encuentras en el subconsciente las respuestas más ocultas y te ves como Neptuno. Así te das cuenta, que la única forma de poder surgir como un nuevo humano, un nuevo Yo, es dejando morir al viejo, la crisis del ser y la existencia, que verás con el rostro de Plutón.
La vida entonces es casi un camino por el cosmos, y todos los que te encuentres, en tu familia, amistades, amores, maestros, enemigos, todos ellos son los planetas de tu propio sistema solar.
Te preguntaras ¿ Y Si no he tenido padre, o madre, amigos, hermanos o amores? que pasa?
Que no los veas no significa que no los tengas. Incluso te puedes relacionar con ellos, es decir seguramente si no tuviste relación con tu padre, alguien fue tu Sol, alguien puedo ser un guía, un tío, un abuelo, alguien a quien pudiste admirar o imitar, siempre hay alguien en el subconsciente que es tu sol. Esto desde la psicología se podría interpretar como una transferencia emocional. O sea, al no tener padre, imaginaste uno para suplir esa ausencia. Sin embargo, esa figura para ti existió. El conflicto de la psicología es que se queda en el trauma de la ausencia y no fortalece la capacidad del ser para completar los espacios vacíos. Ya que Finalmente tú eres la estrella del cosmos y surges de todo lo que él te puede brindar, haciendo que reconozcas la figura del Sol o del padre en todas las posibilidades que el universo brinda, incluyendo los planos etérico. La ausencia física de un padre no significa que un sistema solar no tenga un centro, solo es necesario encontrarlo.
Si logras encontrar tu sol en el universo, entonces incluso el mayor regalo que puede hacer un padre en su ausencia física, pues al no estar presente ampliaras tus horizontes. A veces piensan que para ser perfectos necesitan a todos los integrantes correctos de una familia: “mamá, papá, hermano, hermana, abuelo, abuela, tío, tía, primo, prima…”, como si eso fuese lo normal. Normal viene de la palabra “Natural”, es decir, Norma en latín, lo que es usual o frecuente. Sin embargo, lo repetitivo no es evolutivo, pues lo que evoluciona es justamente lo que marca la diferencia. El Yo debe salirse de lo normativo para descubrir sus potenciales y no repetir los mismos ciclos. Las ausencias, crisis, quiebres en los vínculos los hacen crecer. Pues nunca se pierde a nadie, se gana una nueva perspectiva. Los vacíos que otras personas dejan en tu vida, modifican tu sistema solar, para dejar entrar nuevos mundos, eso no elimina los anteriores, los llevas dentro de ti, y si los amas en su presencia y en su ausencia, habrás entendido que los cambios sólo te hacen avanzar, que una crisis siempre es una oportunidad.
Cuando se termina una relación o hay distancia entre las personas por conflicto se puede sentir una sensación de fracaso, de vacío, de perdida por que se tiene la idea que la familia o los amigos deben estar unidos. Sin embargo unidad no significa estar Juntos. Los planetas tienen mucho espacio entre ellos, de otra manera, podrían colisionar. Eso es lo que pasa cuando, en lugar de seguir su órbita cada uno, tratan de acercarse interceptando la órbita de los otros. El Ego es eso que trata de mantener a cada uno en su propia órbita. El Ego mira sólo desde su punto de vista, pero el Soy es el que posee todas las perspectivas, el que comprende la lógica de todos los Yo distintos que componen el sistema solar. El Soy es la gravedad, es el espacio entre los planetas. Es lo que no ves si no prestas atención.
Si cuentas las estrellas en el cielo verás luces separadas consumiéndose a sí mismas, si cuentas el espacio verás el sentido que conforman entre ellas, verás la constelación y podrás contar su historia. Las estrellas y los planetas se alejan entre sí, consumen su propia energía, pero, aun así, forman parte de la constelación. Nadie de quien te separes deja de existir, puedes juntar a muchas personas en un mismo lugar sin que las mismas se sientan unidas, pero puedes sentir la unidad entre muchas personas que se encuentran separadas. Todo depende de la capacidad de tu Yo de aceptar a esos mundos y estrellas que te rodean. La Tierra gira sobre sí, y al ver el sol, no ve las estrellas, eso no significa que no estén ahí. En el proceso de traslación, tarde o temprano, las verá. Pero si no te mueves por miedo a que tu Ego pierda su eje, entonces difícilmente cambiarás tu punto de vista alrededor del Sol. El Ego es un eje en tu rotación, es tu polo norte y polo sur, tiene sus aspectos negativos y positivos, no es perfecto, pues es su imperfección la que le permite cambiar su mirada.
La evolución depende del Yo, pues la evolución es la adaptación al cambio, el Soy no puede ver el cambio, pues lo es todo aquí y ahora, sólo el Yo puede transformarse en el viaje, puede nutrirse de los otros mundos o personas, de los distintos paisajes, crisis, conflictos, alegrías, vacíos y plenitudes. El Yo es el resultado del cambio constante. Es la historia recorrida y la voluntad por seguir haciéndolo. No tomes el fracaso como una derrota, sino como un impulso a buscar una forma mejor de hacerlo. Pues esa es tu naturaleza. Tu personalidad se vale de tu capacidad de adaptarte ante los errores.
Cada Ego es en sí un artista que ha descubierto una forma diferente de hacer arte, de percibir el Mundo. Todos son pintores, todos conforman en conjunto al Arte, que es el Soy, sin embargo, es el Ego el que ha dado la originalidad, el que se volvió artista dentro del arte. Si todos los artistas tuviesen la claridad del espíritu, todos los lienzos y muros de la historia serían blancos. Pues la Consciencia divina no puede más que ver todas las potencialidades que coexisten en una misma partícula, la máxima claridad posible es contemplar esa partícula irradiando la energía esencial.
La belleza que ves en el mundo, en la creación, en el arte, en la música, en la arquitectura, en la religión, en la ciencia, en la educación, en el deporte, en todo lo que se te ocurra, es gracias a las perspectivas del Ego. Querer controlar el Ego es como querer controlar al artista que vive en ti. Cada persona que conoces, cada emoción que te liga a ellas, cada relación, trauma, conflicto, vivencia, separación, enamoramiento, alegría, diversión y resolución que hayas experimentado es lo que te hace original, evolutivo, capaz de mostrar diferentes formas. ¿Para qué la divinidad hubiese creado todo esto si sólo fuera para descubrir lo que ya sabe?
El potencial del Ego es el que nutre al Soy, pues cuando el Ego, el Yo, se da cuenta de lo que es capaz, levanta su cabeza y comprende lo que Es. Así, se une al Soy, la creatividad se vuelve Creación, y la separación se vuelve Unidad.
Todas las emociones que viven en ti de todo lo que vives, es lo que hace que veas los colores, las formas, los hechos, los propósitos de maneras específicas y únicas, la construcción de tu personalidad a partir de los hechos externos, es lo que permite descubrir tu capacidad interna.
El Soy vive en ti, sólo debes descubrirlo, la única forma de hacerlo en la vida es a través del Yo. Vive, siendo tú mismo, siente sin miedo a soltar, a perder o ganar vínculos. Recuerda que tú eres el centro de tu sistema solar, por más lejos que estén los demás, la fuerza de la gravedad, que llamas Amor, les unirá inevitablemente. A veces alejarse es simplemente impedir que los planetas colisionen, creando la destrucción total de ambos cuerpos celestes. Encuentra tu Eje, despierta el artista que hay en ti, deja de luchar con la única fuerza que te mueve en la vida, sé tú mismo de una vez por todas, y ahí me sentirás.
Yo Soy el que Soy.
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