16. LAS PROYECCIONES - 14 DE AGOSTO
A. REsumen.
El paradigma del Sabio. El Universo es un Ser sabio mental, que reconoce que en su imaginación yacen todas las posibilidades. Traza los mapas de su mente en todos los tiempos, crea todas las realidades proyectadas de su interior, pero no sabe qué camino tomar, porque los conoce a todos. Debe empezar por algún sitio a experimentar lo que expresa, Pero no tiene voluntad para recorrer el camino aún, pues no tiene nada en su ser que le movilice.
Es un sabio, lo sabe todo, entiende el mapa de la existencia, pero no sabe cómo lanzarse a lo desconocido, pues lo conoce todo. Sólo hay una manera de ser libre de lo que sabe …Olvidando que lo sabe.
Y para olvidar, hay que dejarse ir, soltar el control de la mente que todo lo sabe.
Olvidar proviene de la palabra “Oblivion”, que, a su vez, surge de las palabras indoeuropeas “ob” (estar en contra) y “livis” (oscuro) y “leiv” (viscoso, liso), en cierta forma olvidarse significa sencillamente “Resbalar y caer”. Es el primer acto de torpeza del sabio, caer en el olvido, resbalarse en las profundidades viscosas de su memoria, errar en su diaria tarea de diseñar el mapa de miles de senderos.
El origen del latido del corazón es el primer “error” del Universo, el que generó la maravilla más espectacular: la Creación. Errar es el verbo de la palabra “errante”, es decir, aquél que deambula, que vaga por el mundo sin rumbo aparente. Quien olvida deambula, mareado por haber perdido su eje. Pero gracias a ello, se encuentra en el laberinto del mapa que creó, pero esta vez, dentro, en uno de sus caminos, al cual cayó, y ya no puede ver todo el mapa desde encima. Entonces, desolado, tiene sólo una herramienta posible a utilizar para guiarse, algo que marca un punto de inicio y un destino… dentro, y fuera… El latido del corazón. Le llaman corazonada. La sensación de percepción, una especie de brújula interior que guía al ser a través de la resonancia del eco de dicho latido. Los latidos de cada corazón, son un “marca-pasos”, que indican los pasos a seguir de aquellos que se ven perdidos. Así, el corazón, a ciegas, nos guiará en las sombras del laberinto, resonando en cada latido, guiándose como un murciélago, como un delfín, una ballena, por el sonar de su vibración y los ecos en los interminables pasillos. Esto despierta otro atributo del Universo. El Amor.
Es el Amor la energía positiva, el primer latido hacia afuera, y la energía negativa, el segundo latido hacia dentro. La energía de resonancia genera un invisible trazo del mapa, que no se ve con los ojos ni analiza con el cerebro, sino que se percibe, se siente en el corazón. Aún no sepas cómo acaba la historia, es el latido quien te marcará los pasos. La energía de resonancia, es energía en movimiento: e-moción, la emoción que los inunda, que los genera, que los envuelve y surge de ustedes, la eterna capacidad de crear vibración, calor, energía constante a partir del amor. Así, la resonancia los ayuda a encontrar a los otros que vibran como ustedes, en la misma sintonía, ayudándoles tejer el camino, guiándolos en el mapa. Y se enamoran, sienten amor por los demás, pues son reflejos de ese eco en el laberinto de la existencia.
La emoción se convierte en la brújula, una guía, y el corazón marca el compás de tu camino. Cuando vas encontrándote con tus otras partes a lo largo del camino, empiezas a tejer una red invisible, a comprender el panorama.
Es el latido el que te impulsa a activar el tercer atributo; la Voluntad. Pues es el amor el que lleva a la acción, a la búsqueda de encontrar los senderos, en cada esquina sentirás amor, por tus padres, hermanos, amigos, parejas, animales, plantas, el mundo, la vida, el universo, la divinidad, por ti mismo. Cuanto más comienzas a tejer la red del Amor, más cerca estás de sentir todos los latidos como uno, y entonces te das cuenta, que todos vibran al unísono , por lo tanto, todos siempre estuvieron en ti, amándote a ti mismo, recordándote que puedes amar a muchos más de los que te crees capaz de amar hoy. En tu camino encontrarás a algunos, en tu latido, les sentirás a todos.
El Amor es la clave para no perderse en el olvido, pero a su vez, el amor nace del olvido, pues es la capacidad de la mente de proyectarse en el otro, de sentir las polaridades, de reconocerse en la neutralidad tras la experiencia e integración. Así, Ser errante, es lo más hermoso de la creación, pues es lo que hace del cartógrafo un aventurero, del arquitecto un constructor, del agricultor un cocinero, al conocedor lo hace sabio, al aprendiz un maestro y al enamorado, al enamorado lo hace amor. Olvidar es un don, perderse es una gracia, enamorarse es un misterio, vivir es la magia.
Es entonces que las emociones son los pinceles y oleos del artista, el compás y la escuadra del constructor, el lápiz y el libro del estudiante, el arado y la pala del agricultor, la brújula y el sextante del cartógrafo. La mente te enseñará lo que significa el Inicio, el Nudo y el Desenlace de una historia, te enseñará los Arquetipos del Héroe y personajes cruciales que atraviesan todas las historias; te enseñará las letras, vocabulario y expresiones con las que has de escribirlo, la ortografía y caligrafía, la semántica y sintaxis, la interpretación lectora, los tipos de textos ya sea novela, poesía, teatro. Toda esta información te explicará los esquemas, los lineamientos del mapa, pero por más que el esquema sea el mismo, es tu capacidad de creación de la historia, de amor a los personajes, de emoción en las aventuras, lo que hará de esa historia única e irrepetible.
El sentido, pues, es la proyección de tu latido, no importa cuál sea la verdad de la mente, las reglas del juego, pues la razón por la que has creado este camino es por la emoción del vivirlo, algo que la mente no posee. No está mal sentirse perdido, no está mal basarse en las emociones, seguir las corazonadas, resonar sin entender. Nada está mal, pues el único error es creer que errar está mal.
La única forma de conocer la potencialidad que tu mente ha proyectado en tu corazón, es divagar, deambular, ser vagabundo del laberinto emocional, conociendo tus potencialidades, erráticamente errando para ser el errante de tu propia historia. Errar es humano y errar es divino.
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