A. REsumen.
Coherencia proviene del concepto “Herencia Compartida”, siendo el significado de “Haerentia” en latín: “Unido, adherido, conectado”; significa "lo que nos une a todos, lo que conecta las partes". Un abuelo con el padre, el padre con el hijo, unidos como una familia, lo que pasa de uno al otro por esta conexión es la “haerentia”, o sea, la famosa herencia familiar, ya sea genética, ideológica, así como de materiales o bienes. Por lo tanto, ser coherente, es tener la capacidad de compartir esa conexión con otros, entendiendo que todos están unidos y conectados.
La coherencia tiene muchas formas de interpretarse según el bagaje cultural, filosófico, espiritual o intelectual que poseas. El común denominador en el inconsciente colectivo interpreta la coherencia como un deber social que exige “aparentar lo que se es”: si no haces lo que por consenso común está establecido, te conviertes directamente en un hipócrita.
La Coherencia se volvió un arma para juzgar al otro, y no en la herramienta para conectarnos con el otro. pues debería expresar con claridad en la palabra lo que radica en la mente” pero si el receptor no comprende lo que dices, entonces supone que estás divagando o eres ilógico.
para utilizar la coherencia como herramienta y antes de pensar en si los demás te ven coherente o no, debes volver a la coherencia más importante de todas: el equilibrio entre lo que “creo, siento y hago”.
El abuelo, el padre y el hijo en tu interior se llaman Mente, Emoción y Acción, o Espíritu, Alma y Cuerpo. Estos tres están conectados, unidos por un fuerte vínculo que les hace funcionar como la Sagrada Trinidad. El uno sin el otro pierde sentido, y los tres se transfieren datos, información, energía útil para el desarrollo y aprendizaje. Lo que tu espíritu sabe se convierte en una idea capaz de pensar, imaginar, diseñar, y todo eso que proyecta, genera vibración, y así energía, pasando al alma, quien le da potencia, impulso, vitalidad, moldea las ideas en forma de emoción, la cual será combustible para el motor del cuerpo, quien se encargará de manifestar esta idea mediante la emoción a través de la acción. Así, la acción otorga experiencia, registrándola en el cuerpo, haciendo reaccionar a la energía, movilizando nuevos datos, nuevas emociones, que se convierten en información que nutre a la mente de nuevas perspectivas para enriquecer la capacidad de imaginar, otorgando sabiduría al espíritu. Este circuito es constante y funcional en ambas direcciones.
Un ejemplo sería aprender a andar en bicicleta: surge de la necesidad de experimentar una nueva forma de movilidad . La emoción es la que me motiva a subirte por primera vez, y mediante el accionar, caes, te levantas, avanzas, sientes euforia, alegría, frustración, rabia, estabilidad, todas ellas son las reacciones de tu accionar, hasta que logras avanzar, andar en la bicicleta con éxito, esta satisfacción se registra en tu alma, otorgando sabiduría al espíritu, que le dará la noción básica de cómo conducir nuevas ideas, como una moto, un coche… Así sucesivamente el ser se nutre, en esta conexión. Pero la verdad es que, en la sociedad, las personas están tan ocupadas en observar cómo los demás los perciben, lo que dirán de ustedes, que muchos se pierden el aprender a andar en bicicleta por temor a las risas o al juicios de aquellos que contemplan las primeras caídas.
Caerse hoy se interpreta como incoherencia, y no como aprendizaje, esto acumula muchas emociones en el cuerpo, de todas aquellas cosas que tu espíritu quiso llevar a la acción, pero que tu alma se privó de bajar al cuerpo por temor al juicio. Esto genera una desconexión entre el cuerpo y el espíritu, separando el cielo de la tierra, reprimiendo al alma, que es el puente entre ambas. Creando así la “Incoherencia”, es decir: la desconexión y separación de las partes.
y Muchas veces has reprimido tu alma, por ejemplo. Supongamos que tú eres esa persona que ha decidido realizar un viaje a un destino desconocido en su coche nuevo. Tú, la persona, eres el Espíritu, y el vehículo es el Cuerpo. Para que el cuerpo funcione, necesita combustible, es decir, energía, o sea, el Alma. Pero imagínate que vas muy feliz con el tanque lleno, y ya has recorrido unos 300 km, entonces decides parar para cargar combustible en una gasolinera, pero al bajar, todos los que están allí se ríen porque tu coche no es el mejor de todos. También te juzgan por cómo vas vestido, porque eres diferente, y tal vez no te entienden porque hablas en otro idioma o dialecto, entonces nadie quiere ayudarte. Deprimido, te subes al coche, pero sólo te quedan 100 km más de combustible, entonces, vas parando cada 15 km, tratando de encontrar algún lugar donde te sientas cómodo, pero en todos te juzgan o te dicen cómo debes comportarte. Entonces, sólo te quedan dos opciones: o detener tu viaje pues te has quedado sin combustible por no tener el valor de igualmente cargar tú solo frente a los que te juzgan, o bien vestirte como ellos, tratar de imitarles, y pedir un poquito de combustible en cada estación, donde decidan colaborarte. Todo ello por preocuparte de la “coherencia externa.
Hablemos por ahora de dos tipos de coherencia la interna y la externa. La interna es la que debes conseguir uniendo a tu espíritu, alma y cuerpo como un sólo organismo, en que te vales de lo que tu ser completo necesita y expresa, sin sentir el juicio, te centras en ti, para la unidad y el sentido orgánico entre lo que piensas, lo que sientes y lo que haces. La coherencia externa es aquella que te hace detener dicho funcionamiento interno como mecanismo de supervivencia, en la cual pones toda tu atención para pensar como los demás, sentir como los demás, y actuar como los demás. También es coherencia, pero digamos que es horizontal, no vertical. Una suerte de comunismo hereditario.
Pero, pensar, sentir y hacer por y para los demás sin primero tener coherencia, unidad, entre tu propio ser, te convierte en un autómata, en un ser mecánico que reacciona por las corrientes del inconsciente. Y Salirse de ese circuito para ser coherente con tu propio Ser, tu Yo Soy, implica desprenderse de la noción del colectivo, para volverse un individuo en la búsqueda de la coherencia, en lugar de ser enseñado, eres educado, en lugar de recibir, das, en lugar de ser controlado, gestionas.
En primera instancia parece que para ser coherente contigo, debes ser egoico, pensar sólo en tí, y desconectarte de los demás. Pero solo es la primera etapa, la de la crisis. La gran crisis es romper filas, darse cuenta de que todo lo que piensas, sientes y haces no te pertenece, sino que es una reacción de los impulsos externos. tu miedo a ser juzgado te hace buscar la comodidad del grupo, y actuar como el grupo, te aseguras la supervivencia.
Suele pasar en todos los mamíferos, y en los humanos se puede ver en el arte, en la música, en las religiones, en los partidos políticos, en la ciencia, en las filosofías, en la espiritualidad… ¿Cuántos has escuchado decir: “yo soy de este u otro grupo, equipo… Yo soy tal o cual profesión… ¿Yo sigo a tal o cual persona?”
Esto viene de la necesidad de pertenencia, de aceptación y reconocimiento. Los humanos necesitan fuertemente ser reconocidos por una manada, y sobre todo por el líder de una manada, haciendo que dejen su propio ser para encajar y ser aceptado. Los grupos, la política y las religiones se han encargado de asegurarse que esto sea así, mediante la destrucción del Ego.
Ego viene del latín y griego que significa “Yo”. Nadie puede existir sin el Yo, si no construyes un “Yo” fuerte, nunca encontrarás el potencial del “Soy”. Por ello, la primera crisis es el individualismo, la separación del grupo, el reconocimiento de que el pensamiento, sentimiento y accionar grupal no me representa. En esta crisis, se produce vacío, sensación de engaño, percepción de control y jerarquía, una extraña reacción de “sálvese quien pueda”. Así, el ego actúa, y se convierte en un Yo en Movimiento, que en griego se dice: “egoismo”. El Yo trata de sobrevivir por sí solo, accionando en función de lo que siente, volviéndose el centro de sí mismo, sin importar nada más, lo que en latín llamas “egocentrismo”. El Yo se desarrolla ahora en todos sus aspectos de la personalidad, pues empieza a ser controlado por sus propias emociones y actuar en sus propios beneficios. Pero vale la pena hacer una acotación: es tan egoísta y egocentrista aquél que se va del grupo y hace su vida sin importarle los demás, como aquél que se sale del grupo creyéndose superior o espiritual tratando de forzar a los otros del grupo a seguir su mismo camino. Pues en ambos casos, considera que es su propia autorreferencia la única verdad.
Entonces, la primera crisis es darse cuenta que debe salir, y la segunda crisis es salirse, pues los lazos son tan fuertes por los años de amoldamiento, que en el instante en que pones un pie fuera del grupo, los ojos comienzan a juzgar: el diferente, el loco, el raro, el extraño, el tonto, el maricón, el sabelotodo, el conspiranoico, el creído, el farsante, el egoísta, el desertor, el hereje, el traidor… ¿Cuántos más has escuchado? Actualmente se vive el famoso “bulling”, en todos los estratos sociales y edades, pues empiezas a ser el diferente y el grupo lo hace notar. Aquí podemos caer en una crisis emocional que lleva a la depresión, la ira, o la indiferencia. Si logras trascender esta etapa, empieza el camino del Yo, en que comienza el desarrollo de la Personalidad. En el camino del Ego en la búsqueda del Soy, descubre todo lo que es capaz y lo que siente, hasta que vive una nueva crisis: esto no le llena, pues se encuentra solo, ha descubierto muchas cosas para compartir que están dentro de sí, e inevitablemente busca el sentido de las cosas, empieza a hacerse las preguntas claves hacia el Soy: “por qué, para qué, qué, quién, cómo, dónde, cuándo…” Empieza su búsqueda, y tarde o temprano, un día, su cuerpo realiza el camino justo, su emoción siente esa expansión necesaria, ilimitada que le permite sentir el espíritu, y es ahí cuando “se enciende la lamparita”, “se enciende la luz”, “¡Eureka!”… Yo Soy.
Pero no termina aquí. llega la última crisis, al encontrarse con las verdades verticales que unifican la mente, la emoción y la acción, se da cuenta de que nunca tuvo la razón, sino que él en sí mismo era su propia razón, de que nada existía, que él en sí mismo era su propia existencia, que la mente es la consciencia, la emoción una energía y el cuerpo un medio. Todo pierde sentido, pues ahora lo tiene. El sentido que se lo había dado antes estaba relacionado a las expectativas e impulsos del grupo. Ahora te das cuenta que toda la búsqueda personal no había sido más que la fuerza polarizada del grupo, tratando de escapar, de estar en contra, de liberarte, pero estabas polarizado, dual.
En el Yo Soy, ambos caminos se unen, y si trasciendes la crisis existencial, vuelves al mundo caminando en Coherencia real, en la que sin esfuerzo ni necesidad de aparentar ni buscando ser comprendido, actúas en relación a lo que sientes, y sientes en relación a lo que piensas, ya no en oposición a los demás, sino a su servicio. No buscas cambiarles, sino brindarles herramientas cuando ellos lo pregunten o necesiten. No buscas pertenecer, y aun así puedes compartir con ellos. No sigues una creencia, ahora puedes conversar libremente sobre todas sus verdades. No tienes que escapar de sus sistemas, porque conseguiste la mayor de las libertades, la propia, la interior. Y así, eres coherente dentro y fuera, en ambas coherencias.
Ser coherente entonces es básicamente estar en equilibrio con lo que sientes y resuena en ti, lo que late en tu interior, lo que pulsa desde el corazón a dar y recibir, a pensar y actuar. Así serás útil a ti mismo, y útil a los demás.
A muchas personas les asusta lo que los otros piensen de ellos porque no cuestionan que los otros tampoco nacieron siendo los mejores, ni nacieron manifestando su potencial desde su primer año de vida. Pues todos tienen un tiempo y una preparación diferente, un camino distinto. Juzgar los caminos de los otros no los hace mejores personas, los hace incoherentes, pues sólo están pretendiendo que todos sean tan buenos como “ellos” o como creen que se debe ser bueno desde su visión.
B. PODCAST.
Relato de cada tema en audio para agilizar su comprensión. Dale clic a la Imagen para ir al episodio
C. VIDEO.
Aquí esta el Resumen en Español de la explicación del Camino YOSOY junto con una meditación (Matías le llama Alineación)
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